Mira
el armario detenidamente, no sabe que ponerse. Si se pone algo llamativo, lo más
seguro es que ese imbécil la empiece a seguir, pero tampoco es para que lleve algo feo. No sabe qué hacer, y queda una hora y media para que su hermano
empiece a fastidiarla con que va muy lenta.
Bah,
que le den. Saca un top de lentejuelas plateadas de Bershka y un pantalón negro
rasgado de Stradivarius. Se dirige hacia el armario donde tiene los zapatos y
coge el par de zapatos de tacón negro de tiras, son de Marypaz, la mayoría lo es.
Deja
la ropa en la cama y los zapatos a los pies de este, se dirige al baño saca la
plancha y empieza a prepararse.
Son
casi las nueve y ella ya está preparada, se ha hecho unos cuantos tirabuzones en el pelo por los lados y lo demás lo lleva liso, el pantalón le queda lo suficientemente
ajustado para moldear sus piernas y los zapatos son geniales. Coge su bolso
marrón y mete un pintalabios, las llaves, dinero y el móvil.
-
Vaya – dice una voz detrás de ella –, hermanita que vamos a una fiesta no a un
pasarela.
-
Sabes que sea el lugar donde vaya me preparo bien.
-
Sí, lo sé. Los tíos no van a parar de mirarte.
-
Puede que esa sea mi intención. Vamos.
Sale
del cuarto y cierra la puerta con llave, si lo deja abierto sus hermanos
menores entraran o incluso su madre, y no le hace mucha gracia. Caminan por el
pasillo, llegan a la puerta de entrada y justo en el momento en el que Arthur abre
la puerta se encuentran frente a un hombre.
-
Papá – el que contesta es Arthur, que le ha sorprendido mucho que su padre
llegara tan pronto de la oficina.
-
Arthur, Amelia, ¿a dónde vais?
-
A una fiesta.
-
Bueno, que os lo paséis bien.
-
Gracias. Adiós.
-
Adiós, Arthur. Adiós, Amelia.
No
le contesta, se limita a mover la cabeza. Al igual que con su madre no habla
mucho, con él no es tan diferente. Salen de casa en silencio, el encuentro con
su padre los ha puesto serios y el ánimo con el cuál antes salían ya no está,
lo sustituye un profundo frío mezclado con dolor. Y es que cuando descubres que
en tu vida anterior no había nada de verdad, lo único que queda es frío, un
profundo frío que no puede irse hasta que la herida cierre lo suficiente.
Música
techno inunda el ambiente de aquel local situado en el centro de Zaragoza, jóvenes
bailan en la pista de baile demasiado pegados entre sí, una mesa llena de
bebidas se encuentra al fondo de la sala, donde unos camareros sirven todo tipo
de alcohol, desde un vozcka con Coca Cola hasta un Cosmopolitan. Ella ahora
mismo tiene un vaso de tubo lleno de una bebida con un nombre raro, cree que es
Gibson, esta buenísimo a pesar de no saber que lleva. Mira su reloj, son casi
las once de la noche. Un escenario vacío al otro extremo de la sala termina de decorar
aquel local con luces que cambian de color.
-
¿Qué haces mirando el reloj? ¿Es que ya te quieres ir? – le dice su hermano.
-
Sí, y si es posible antes de que llegue el grupo.
-
Qué aguafiestas eres, hermanita.
-
¿Yo? ¿Y tú qué? Al menos cinco tías te han invitado a que bailes con ellas y tú
ni caso.
-
No me gusta bailar, no es mi fuerte.
-
Entonces porque no nos piramos, no hay mucho que hacer aquí.
-
No podemos, además hay un par de tíos en el fondo que no dejan de mirarte.
-
¿Y qué? No me interesa.
-
Va, hermanita, quédate, si nos lo estamos pasando muy bien.
-
Uy, sí. De genial parados en el fondo del salón.
-
Pues vamos a bailar.
-
¿No acabas de decir que bailar no es tu fuerte?
-
Sí, pero ahora me apetece.
Y
sin darle tiempo a protestar la coge del brazo y la lleva a la pista de baile.
En ese momento suena el remix de la canción Set
Fire To The Rain, en el momento en el que llegan, su hermano empieza a
bailar. “Vale, tenía razón, no baila muy bien” piensa, pero de pronto un grupo
de chicas se arremolinan alrededor de él, le mira con cara de no saber qué
hacer y ella solo encoje los hombros. También empieza a bailar, se deja llevar,
algún que otro tío se acerca a ella pero le da la espalda, quiere bailar sola.
De pronto, unas manos le rodean la cintura y hacen que su espalda choque contra el pecho
de un chico, el tacto de sus manos en su cintura la hacen estremecerse, esta
vez no lo rechaza sino que sigue bailando hasta que la música termina, en ese
momento da media vuelta y lo ve. Su pelo es corto, las luces no le dejan ver muy
bien el color de su pelo pero sí de sus ojos, son azules, lleva un sonrisa en
los labios que es espectacular, casi de modelo. Empieza otra canción y sin que
ella se lo espere, el chico que antes estaba delante de ella se va, sin aviso.
Desconcertada, lo observa alejarse de ella, entonces su hermano la sacude con
la mano en un hombro, llamándole la atención.
-
Vamos al fondo, no me gusta nada esta canción.
-
Vale.
“¿Qué acaba de pasar? ¿Se acerca a ella y después se va como si nada? Menudo
capullo” No está enfadada, lo siguiente; más que nada se siente estúpida porque
ese imbécil le haya hecho estremecer. Taconea a ritmo de la música, su hermano
le cuenta algo pero no lo escucha y no por la música sino porque, simplemente, no le da la gana.
La
música se apaga de repente desconcertando a varias chicas y provocando quejas
entre los demás. Pero pronto acaba, ya que alguien grita algo sobre que el
grupo ha llegado. Su hermano y ella se dirigen al lugar donde está el escenario,
varios jóvenes ya se han situado frente al escenario, formando por lo
menos tres filas discontinuas, ellos se sitúan en la cuarta.
-
Aquí no se ve nada mal – comenta su hermano.
-
Me quiero ir antes de que me vea, Arth.
-
Va, hermanita, no seas tan miedosa. No va a pasar nada, yo te cuidaré.
-
Eso no me tranquiliza.
El
grito de un grupo de chicas les hace callar, cinco chicos empiezan a subir al
escenario, las chicas empiezan a gritar piropos, ella pone los ojos en blanco. Las
cortinas se descorren y aparecen, todos están situados en sus puestos, hay dos
guitarristas, una batería y, por supuesto, el cantante. Mira más fijamente al
guitarrista de la izquierda; sí, sin duda aquel chico es Marcos, sigue llevando
ese pelo largo, espera que no se dé cuenta que está ahí.
Mira
a los demás, el guitarrista es bastante mono, el batería ya menos. Y no sabe que le sorprende más, si el chico con
el que bailaba en la pista de baile sea el cantante o que empiecen a cantar su canción
favorita, Grenade.
“Maldita
sea la hora en la que deje que mi primo me llevara a este concierto” piensa
parada en el extremo del escenario “encima solo para quedarme en bambalinas”.
Pero es que ella le debía unas cuantas. Con esto, paga todas sus deudas o eso
es lo que le ha dicho él. Mueve un poco la cortina que la tapa, hay bastante
gente, por lo menos unas treinta personas.
El
vestido le aprieta desagradablemente, no le gusta. No sabe qué pinta ahí, si ni
siquiera hace nada. Los compañeros y su primo suben al escenario y cada uno se
coloca en su lugar.
-
Prima, ven aquí.
“¿Y
ahora qué querrá?” Se acerca a él lo más rápido que le permite el vestido, los
tacones tampoco ayudan, le encantan pero prefiere sus zapatos planos y sus
vaqueros.
-
¿Qué quieres?
-
Eh, prima, tranquila. Ya sabes porque estás aquí, no te quejes.
-
Pero es que no sé porque me has tenido que vestir así, no me gusta.
-
Porque vas a hacer de segunda voz.
-
¡¿Qué?! No, me da miedo el público.
-
Prima, has cantado delante de toda la familia las navidades pasadas. Además, te
sabes las canciones, he escuchado como las cantabas la semana pasada.
- Sí,
vale, tienes razón. Pero si canto delante de los abuelos y mis padres es porque
son conocidos, aquí no hay nadie que conozca. Y tus compañeros – le interrumpe
antes de que hable –, no cuentan.
-
Si cantas, ya no tendrás que devolverme nada.
-
Yo pensaba que con venir aquí…
-
No, no es tan fácil.
-
¿Sabes? En estos momentos te has convertido en el peor primo.
-
Yo también te quiero, primita. Aquí tienes la lista
Le
da una hoja con, por lo menos, diez canciones. ¡Y dos tiene que cantarlas ella!
- Roberto,
no me hagas cantar. Tengo miedo escénico.
-
Sofi – dice cogiéndola por los hombros –, cantas genial. No tienes miedo
escénico, créeme.
-
Pero…
-
Ni peros ni nada. Sofía, los vas a hacer genial ¿vale?
Le
da un beso en la frente y la pone delante del micrófono, en el otro extremo del
escenario, quiere a su primo pero en esos momentos lo odia. En mala hora los
apuntaron juntos a ir a clases de canto.
Intriga a full con estos nuevos personajes *__________________________* <3 <3 <3
ResponderEliminarHhahaha me encanta, en serio :)
Y tengo que pedirte que algún día subas dos (o más si quieres...:P) capítulos a la vez, uno solo me sabe a poco, necesito seguir leyendo ^_^
Eea aquí tu fiel lectora jijijiji <3
Me alegro que te encante jaja :)
EliminarBueno, tal vez cuando tenga unos cuantos lectores más me lo pensare. Por ahora iré subiendo uno por uno, si no te importa jeje Además subo cuando puedo y me viene la inspiracion :P
Que guay, me siento genial teniendo una lectora fiel como tu :D
Besos guapisima:)