martes, 2 de julio de 2013

Capitulo 13

Siento no haber publicado nuevo capitulo el viernes anterior pero resulta que no tenia Internet así que he tenido que esperar hasta hoy. Bueno, espero como en cada capitulo publicado que os guste. No os olvidéis del comentario para decirme que os ha parecido. Besos.

Lo primero que escucha al despertarse son los gritos de sus hermanos peleándose. Parece que nadie los va a parar así que decide ser ella la que lo haga. De mala gana sale de la cama y se dirige hacia el cuarto de sus hermanos, no sin antes mirar la hora, las diez.
Lanza un suspiro al entrar al cuarto, Lorena y Christian están peleándose por el mando de la televisión que en ese momento esta encendido en el canal de Disney Channel.
- ¡Ey! ¡Chicos! Parad, venga – coge a Christian y Lorena separándolos como puede.
Sienta a Lorena en su cama, Amelia se sienta en el suelo y coloca a Christian en su regazo inmovilizándolo con los brazos, pero este no para de retorcerse gritando para que lo suelte.
- Christian, si no paras, te matare a besos – su hermano para inmediatamente –. A ver, ¿por qué os estabais peleando?
Los dos niños hablan al unísono cada uno dando su argumento y no Amelia no se entera de nada.
- ¡Eh! ¡Eh! – les grita para que paren – Vamos a ver, si habláis los dos a la vez no me entero de nada. Lorena, dime que ha pasado.
-  Christian no me deja ver la televisión porque dice que no le gusta ese programa. Pero yo me he despertado primero, mamá nos dijo que el que se despertara primero vería la tele y yo…
- Pero – le interrumpe Christian –, yo me he despertado primero. Lo que pasa es que me cuesta más que a ti.
- A ver, Chris, si Lorena se ha despertado antes que tú tienes que respetar la norma de mamá.
- Pero…
- Ni peros ni nada, Lorena se ha levantado primero y le toca ver a ella.
- ¡No es justo! – su hermano se levanta rápidamente empujando a Amelia hacia atrás - ¡Solo porque ella es tu preferida le dejas que ella vea la tele! ¡Te odio!
En ese momento entra Arthur con el pelo revuelto y con cara cansada, Christian lo empuja al salir.
- ¿Qué ha pasado aquí? – mira desconcertado a su hermana y después mira hacia dónde ha salido su hermano.
- Nada, voy a hablar con él. Quédate con Lorena.
- Vale – se dirige hacia su hermana pequeña y la levanta por los aires - ¿Qué pasa, enana?
Dejando atrás la risa de Lorena se dirige al salón donde Christian se ha sentado en el suelo viendo la tele. Se acerca a él y se sienta a su lado.
- Cómo venga mamá y te vea aquí te echará la bronca, ya sabes que no le gusta que veáis aquí la tele.
- Me da igual.
- Eh, oye. Lorena no es mi preferida, no tengo un hermano preferido, ya sabes que os quiero a los dos por igual, ¿vale?
- Es mentira. Siempre haces con ella las cosas divertidas y siempre le das la razón.
- No es verdad, ¿olvidas cuando te lleve a aquel parque de atracciones? ¿O cuándo en un juego ganaste tú y no Lorena? Lo que pasa es que yo solo hago lo que mamá dijo.
- Pero…
- Christian, dime la verdad. ¿Quién se levanto primero?
- Lorena – dice finalmente.
- Pues ya está. Venga vamos a preparar el desayuno.
Levanta a su hermano del suelo y lo lleva a la cocina. Poco a poco Christian deja de estar enfadado por lo sucedido y empieza a reírse de las bromas que le gasta Amelia. Cuando tienen el desayuno listo, lo llevan a la mesa, llaman a Lorena y Arthur y empiezan a comer.
- ¿Mamá y papá? – pregunta Lorena.
- Me parece que hoy les tocaba reunión – le responde Arthur –. Imagino que volverán por la tarde.
- Vale.
- Eh. ¿Por qué no nos vamos al parque que hay detrás de casa?
Sus dos hermano se apuntan animado, gritan que sí y empiezan a hablar de lo que podrían llevar.
- Yo no voy, tengo que hacer un trabajo muy importante para después de Pilares.
- Vaya, ¿estás enfermo, hermanito? No sabía que ahora eras alguien responsable. Por cierto, me debes una explicación sobre lo de anoche.
- ¿De qué?
- No lo sé… ¿De tu llegada misteriosa a casa tal vez?
- Oh, sí. Es verdad.
- ¿Y bien? Estoy esperando tu respuesta.
- Papá me llamó para que le llevara unos documentos.
- ¿Qué? ¿Te despertó a las siete de la mañana para que le llevaras unos estúpidos papeles?
- No eran estúpidos, creo que trataban de unos porcentajes de la empresa.
- Arthur…
- No pasa nada, hermanita. Además, me pagó diez euros por llevárselos.
- Me da igual lo que te pagara, ni que fueras su cartero personal.
Arthur pone los ojos en blanco y sigue desayunando. Por supuesto, su excusa es mentira pero no está dispuesto a decir la verdad, al menos no por ahora.

Sofía camina hacia su casa con la mirada perdida. No sabe a qué se debían tantas preguntas por parte de Gabriel. ¿Qué pretendía exactamente? ¿Recuperar el tiempo perdido? Eso no se puede conseguir, no cree que haya nada perdido y si lo hubiera no está dispuesta a recuperarlo. Además, como dijo en la sala del hospital, fue él quien se alejo de ella y empezó a actuar como un completo desconocido, como si fueran enemigos. Exactamente, ¿qué hizo ella para merecer su desprecio?
En fin, no tiene por qué pensar en eso. Ahora solo quiere llegar a casa y dormir un poco. Cuando llega al portal ve un coche de policía aparcado delante de su casa. Su primer pensamiento es que ha pasado algo en su edificio pero después de mirar la hora en su reloj y el muñeco que cuelga del espejo de su interior se da cuenta que es de su padre, y si es el coche de su padre el que está aparcado delante de su casa, eso quiere decir que ha llegado más pronto de lo que pensaba.
Por suerte ha pensado en la posibilidad de que su padre llegara antes que ella así que saca unas cuantas monedas del bolsillo de su pantalón y entra en la panadería al lado de su portal.
- Buenos días, Sofi – la saluda la dependienta – ¿Qué haces despierta a estas horas?
- Vengo a comprar pan.
- Pero si tu padre ya ha venido a comprar eso.
- ¿Si? – dice sorprendida – Anda, pues supongo que cuando él subía hacia casa yo estaba bajando a comprarte pan. Pues… - ¿ahora qué? Oh, ya lo sabe – Entonces dame un par de Donuts, a mi padre le encantan.
- Marchando un par de donuts – se dirige a la trastienda.
- Ey, Sofi.
La persona que la saluda es Miguel,  hijo de la dueña de la panadería y, desde hace un año, su ex-novio. Aparece delante de ella con un delantal blanco, una camiseta morada debajo de ella, vaqueros azules y zapatillas negras, lleva el pelo desaliñado tal vez porque se ha levantado muy pronto, sujeta entre sus brazos una caja llena de panes que los deposita en una mesa. Y esos ojos verdes, ese pelo rubio y esa cara de niño malo hacen que, como cada vez que lo ve, se le salte el corazón. Pero con ese sentimiento también hay enfado, enfado por una traición que supuso su ruptura.
- Hola, Miguel – le saluda ella con la mejor sonrisa que puede.
- ¿Qué tal te va todo?
-  Bien. ¿Y a ti?
- Genial.
- ¿Qué tal con Laura?
- Lo dejamos hace unos meses.
- Vaya, lo siento.
- No pasa nada. ¿Y tú? ¿Alguien nuevo en tu vida?
- No, todo sigue igual.
El silencio incomodo inunda el ambiente, Sofía suplica para que la dependienta vuelva pronto.
- Oye, Sofi, tenemos que hablar de lo que paso en…
- Miguel, mira, no hay nada de qué hablar. Las cosas quedaron muy claras cuando lo dejamos, no pienso hablar más del tema.
La dependienta vuelve a aparecer de la trastienda, le entrega a Sofía la caja, recibe el dinero que le da y se despide de ella.
- Sofía – le grita Miguel cuando esta fuera –, me ha alegrado verte.
Ella le responde con una sonrisa ya que, lamentablemente, no puede decir lo mismo.

1 comentario:

  1. asdfghjklñ *_______________________* ¿Por qué siempre me dejas con ganas de maaas? <3<3 Me tiene con mucha curiosidad lo que se trae Arthur entre manos... *-*
    Sube otro pronto pliiiis!! <3
    Un besitoo guapaa :)

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