viernes, 24 de mayo de 2013

Capitulo 9


Ella fue como la luz que iluminó mi camino. Pero así como vino se fue, dejando otra vez la oscuridad en mí. Pero debería haber actuado rápido y no dejar que otro se la llevará; por eso ahora dejaré que sea feliz y no me entrometeré en su camino. Tal vez algún día por fin sea mía.

 Entra malhumorada, no tiene porque ir en coches de desconocidos, especialmente si ese desconocido ha bailado contigo y después se ha ido como si nada. Pero su hermano ha insistido tanto que…
El chico entra junto con su hermano.
- ¿Dónde vivís?
- En la calle Julián Gallego. – contesta su hermano – ¿Sabes dónde está?
- Sí, ¿por las afueras no?
- Sí. Soy Arthur, por cierto – le tiende la mano.
- Roberto – le coge la mano, y la sacude – ¿Y tu…?
- Amelia – dice ella cortante – ¿Y ahora que cada uno sabe su nombre nos podemos ir?
- Vaya, menudo humor – gira la llave de contacto y el motor de enciende - ¿Sabes? Deberías tener un poco más de amabilidad con tu salvador.
- Tú no…
- Bueno – le corta Roberto –, ¿no sois de por aquí no? Lo digo por vuestro acento.
- ¿Tanto se nota?
Vaya ¿y ahora empiezan a hablar como si se conocieran de toda la vida? Genial, jodidamente genial. Malhumorada chasquea la lengua, saca su móvil y los auriculares, va a su lista de reproducción y aprieta Play.
- Bueno, un poco. Tenéis un acento raro ¿de dónde sois exactamente?
- Más o menos de muchas partes, nuestros padres viajan mucho, y nos llevan con ellos. Nacimos en Londres y vivimos ahí durante diez años, después nos mudamos a Colombia y estuvimos ahí cerca de dos, finalmente llegamos a España hace tres años.
- Así que ¿sois hermanos?
- Sí.
- Vaya, ¿puedo decirte algo sin que suene raro?
- Supongo.
- No os parecéis en nada. Quiero decir, no todos los hermanos se parecen entre sí, pero no se…
- Suelen decírnoslo, no te preocupes.
- Vale. Entonces dime ¿que tal por Londres?
Y empiezan una animada conversación sobre los viajes que han hecho los dos, como buenos amigos. Se ven interrumpidos por la llamada de teléfono de la prima de Roberto y tras unos minutos de llamada cuelga.
El silencio invade el ambiente, ya no hay nada que decir. Al menos una se divierte escuchando música. Al cabo de 20 minutos llegan a la calle, el coche aparca delante del número 42 y los dos jóvenes bajan.
- Muchas gracias por el paseo, tío. Sinceramente, nos has ahorrado un gran esfuerzo esperando un taxi. Pero si hubiera sabido que habías dejado abandonada a tu prima, no hubiera dejado que nos llevaras.
- No pasa nada, me ha dicho que iba a coger un taxi, supongo que estará en casa.
- Bueno, pues muchas gracias.
Se despiden y el coche se aleja dejando atrás a los dos hermanos. Caminan hacia el portal, Arthur abre la puerta, deja pasar a su hermana y después entra él. Se dirigen al ascensor.
- Bueno, el viaje ha sido divertido ¿no crees?
No hay respuesta por parte de su hermana.
- Oye, ¿me escuchas?
Chasquea los dedos delante de su cara haciendo que se sobresalte, Amelia se quita algo del oído.
- Perdona, estaba escuchando música ¿qué me decías?
- Que el viaje ha sido divertido.
El ascensor llega y se meten dentro, Arthur pulsa el número 5 y las puertas se cierran.
- Si tú le llamas divertido al hecho de que un desconocido y tu hermano te ignoren, sí, ha sido realmente divertido.
- Oh, venga ya. Vamos hermanita, si tú eres la que se ha mantenido borde con aquel chico.
- Lo que pasa es que, por si no lo recuerdas, yo sí que hago caso a lo que nos enseño nuestra madre.
- Venga, hermanita, en serio, a veces eres tan seria que ni yo te soporto.
Llegan al quinto piso, la puerta del ascensor se abre y, como antes, Arthur deja pasar a su hermana. Cuando llegan a casa, entran dentro.
- ¿Qué hora es?
- Las dos, creo.
- Bueno, pues me voy a dormir. Gracias por llevarme a la fiesta, hermanito. Realmente necesitaba salir.
- De nada, Amelia. Ya sabes que siempre contaras conmigo ¿verdad?
- Sí.
Sonríe y se dirige a su cuarto. Cae rendida en su cama, los pies le están matando.
Se levanta y se dirige al armario mientras se quita los zapatos y la ropa, dejándolo todo tirado por el suelo, abre la puerta y saca una percha y cuando ya tiene todo guardado en su armario se dirige al cajón de su cómoda y saca su pijama. Cuando ya está lista para irse a dormir se tumba en la cama, apaga el móvil, cierra los ojos y sueña pensando en aquel chico de ojos azules.
Y mientras ella piensa en él, él piensa en ella…

Observa inquieta la moto, no sabe qué hacer. Tiene sentimientos contradictorios ¿debería montarse e ir con él o coger un taxi e ir andando a casa? Pero como siempre su deber supera a sus deseos y se quita el casco.
- Lo siento, no puedo montarme contigo en la moto.
Gabriel inclina la cabeza hacia un lado, sin comprender demasiado la respuesta de aquella chica con ojos azules.
- ¿Por qué no?
- Porque, primero, no te conozco; segundo, no me gustan mucho las motos y tercero, puedo ver que has tomado algo no demasiado bueno y perfecto para conducir.
- ¿Te refieres a drogas?
- Sí.
- ¿Y cómo puedes saber eso?
- Mi padre es policía, me ha enseñado mucho sobre estas cosas. Tienes las pupilas dilatadas.
- Entiendo ¿así que vas a ir andando entre todo este frío hasta casa?
- Sí.
- Pues no estoy nada de acuerdo – dice enfadado – Súbete a la moto.
- No.
- Mira, nena, como no te subas te subiré yo.
- Si me tocas gritaré y puede que use una de las tantas tácticas de defensa que me enseño mi padre.
Se miran desafiantes, finalmente es él el que da su brazo a torcer.
- Pues como quieras, tú te lo pierdes nena.
Arranca la moto y se pone en posición de arrancar.
- ¡Espera!
- ¿Qué? ¿Has cambiado de opinión?
- No, solo quiero que te pongas el casco.
- ¿Y porque no me lo pones tú?
- Porque eres tú el que lo tienes en las manos.
Gabriel sonríe y le tiene el casco. Ella, envalentada tal vez por el frío coge el casco, se acerca a él, y se lo pone, el visor está levantado por lo que lo baja.
- Ya está.
Se aparta, da media vuelta y se aleja. A sus espaldas escucha el motor rugir, arrancar e irse.
Pero algo no va bien porque de pronto escucha un frenazo, un pitido, un choque y finalmente un golpe.

1 comentario:

  1. Preciosisisissisisisisimooo!! *-* Aunque me has dejado con las ganas que Sofia subiera en la moto... hahahha Me hubiera gustado saber qué pasaría <3 <3 <3
    PD: Siento por aparecer tan tarde pero he estado enferma y no he podido leer hasta ahora.

    Gracias por este capítulo y sigue escribiendo asíiii!! ^_^

    ResponderEliminar